jueves, 19 de mayo de 2011

Indignada

Hoy el medidor de mi indignación ha tocado techo. Si no era suficiente toda la mierda que han vertido sobre nosotros nuestros gobernantes y secuaces, ha tenido que venir una señora "de fuera" a ponernos en nuestro sitio. Doña Ángela Merkel, y me refiero a ella con todo el respeto que a la Europa del sur, no le tiene esta meapilas, nos ha recordado que no está dispuesta a participar en la recuperación de Portugal, Grecia y España si no estamos dispuestos a esforzarnos al igual que hacen ellos, ofreciéndonos el jugoso eurito que tienen ahorrado. En las declaraciones de esta mañana, además de la anterior puntualización, se atrevió a darnos un manual para salir de esta crisis. La primera perla que soltó, por esa boquita norteña, fue tan grande y tan gorda, que el resto de su discurso se perdió en el aire: nos aconseja encarecidamente que para tomar las riendas de nuestros destinos tenemos que estar dispuestos a equipararnos a países como el suyo, y para ello, no queda otro remedio que trabajar más, jubilarse más tarde y como no podría ser de otra manera, empezar a restar días de vacaciones.

Si. Somos unos vagos, unos quejicas y además tenemos una suerte enorme de que estos "pijos" nos hayan aceptado en su pandilla, pero claro, somos tan cantosos en esto de ser catetos que al final han tenido que darnos un tirón de orejas para que nos sintamos aludidos.

Yo, por mi parte, le ofrecería a esta señora que se meta sus euros allá donde la espalda pierde su tan bello nombre, y que ya puestos, se atragante con sus palabras, eso si, que las aderece con una salchicha bien gorda: que bien le cabe, teniendo en cuenta, que cuando es para decir sandeces, la abre todo cuánto puede. Me refiero a los pocos escrúpulos, a la soberbia que tienen aquellos, que como la Ángela, disponen de un acomodado asiento sobre el que dirigen el mundo sin oler las cloacas, que no sólo ignoran el precio de un café o lo que le sale la hipoteca al obrero de clase media, ignoran, a sabiendas o no,  las estadísticas que mandan elaborar a esos comités, que a todos los ciudadanos nos salen por un ojo de la cara. En una de esas miles de estadísticas, que se pierden en el fondo de un cajón, en el mejor de los casos, o que simplemente acaban siendo devorados por una trituradora cualquiera que sobrevive en un sótano abandonado: en una de ellas, más concretamente en la del 2009, se estableció que el ciudadano medio alemán dobla en sueldo anual a uno español (las cantidades venían siendo como 48.000 a 23.000 euros), trabajan 65 horas mensuales menos, y además sus vacaciones son de 20 días laborables frente nuestros 30 días hábiles ( en esta parte, creo, que se refieren a los funcionarios porque el resto de los mortales no disfrutamos de tal cantidad pero ni de coña).

Al final, muy a mi pesar, voy a tener que darle toda la razón a la "fräulein Merkel", yo también quiero equipararme a sus súbditos, pero en calidad de vida,  que de políticos bocazas e ignorantes, aquí ya estamos servidos.

2 comentarios:

  1. Bravo Fini!!! porqué no manda a trabajar a sus secuaces del stablishment español en lugar de meterse con el obrero, descarados y farsantes!!!!

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