martes, 13 de septiembre de 2011

LA ROSA DE LOS VIENTOS






Atrapé el aire que se apoyaba en tu boca
y a sorbitos me lo fui bebiendo,
dejé que se deslizase por mi garganta
hasta ser devorada por este fuego intenso.

Derritieron tus ojos el hielo que me cubría,
y fue tu lengua atrapando cada gota que desprendía,
que escapaba, deliberadamente, de mi nuca,
buscando la ansiada captura.

Y entre aquellas llamas florecieron ríos,
se convirtieron nuestros cuerpos en barro,
los gemidos en brisa,
nuestro llanto en poesía.

Navegué a la deriva por tus caderas
cegada por la niebla en tus manos
que me impedía volver a puerto
ahogándome a cada instante en un mar de fuego.

Descubrieron tus dedos inconfesables secretos,
dibujaron senderos perdidos
que fueron trazando tus besos
hasta convertirme en rosa de los vientos.

Vendimos nuestra alma al diablo
para poder inventar el viento que nos llevase lejos,
y enterrar el norte para no perderlo.
Lo entregamos todo por atar con cadenas al tiempo.


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