viernes, 30 de marzo de 2012

No es para ti...


No es para ti, es para mi
cada verso que imagino,
cada palabra que lanzo al viento,
de sangre envuelta en si,
de dolor, de pena y ausencia,
de lágrimas evaporadas en solitario duelo.
Es para mi
la tinta seca, el papel doblado,
el humo del cigarro que sube al cielo,
el miedo, y la cuerda
que agrieta el cuello.
No son para ti
las risas ni las sonrisas,
ni las vetustas raíces,
ni mis pies anclados,
ni los charcos, ni el invierno frío
que mantiene este corazón helado.

No es para ti, es para mi
la margen del camino,
el polvo ensangrentado
luciente en mis rodillas.
El calvario, la cruz, el martirio,
las batallas ganadas y las guerras perdidas.
Es para mi
la ponzoña y el desatino,
las alas cosidas a mi espalda,
las nubes altas
que tapian el agujero.
No son para ti
mis ojos, ni los ósculos olvidados,
ni mi casa, ni el deseo ardiente,
ni el iris empañado por niebla fictia,
ni las luces, ni las sombras
que tienden al infinito.

No es para ti, es para mi
la mentira y el engaño
esta obra, este teatro,
los gritos, la venganza, la espada,
este drama griego pintado en ruinas
mientras la luna me mece en sus brazos.

Es para mi...

domingo, 11 de marzo de 2012

Creí al viento


Creí al viento que escupía palabras a mi oído.
Escribí en la lluvia mi último deseo,
antes de ocupar la zanja que he escogido.
Sigo escudriñando ese horizonte, como aquel que caza,
ocultándome en el bosque de ese armario,
amasando ídolos con pies de barro.
Creí al viento y escalé el pico más alto.
Arañé la tierra con mi último anhelo,
es mi casualidad, otra causalidad del victimismo.
Sigo en busca de lo cierto entre bloques de cemento,
esquivando lo incierto que vive entre losetas,
ignorando al dios en el que no creo.
Creí al viento y cavé mi propia tumba.
Dicté mi epitafio al tiempo
mientras se hundía en mí el frío acero.
Y ahora que sólo soy aire, que soy sólo polvo,
atravesaré esta laguna baldía,
quizá allí encuentre lo que he perdido.