jueves, 3 de mayo de 2012

Poesía difusa

Anochece...

No consuela el llanto de las noches de ira
y el barro se pega al alma
enquistando la retina.
Con el orgullo en una mano, la idea se aferra al bolsillo
como Ícaro a sus alas en vuelo ficticio.
Duérmete pronto que he venido a soñarte,
a inventar el letargo de un segundo,
a rellenar hojas en blanco en el perfecto instante.
Ahora soy nube encriptada
de cielos enladrillados,
que fluye entre brisa y tornado
esquivando al fracaso en cada esquina,
renaciendo a un paso del abismo.
Duérmete pronto y engendraré tus ojos
del reloj del pasado perdido,
en este espacio intercalado de tiempos no vividos;
mientras de esta garganta seca
brota el sonido de la piel desnuda y fría.
A mis pies colinas de cemento que acechan,
valles espectantes bajo los focos,
y el hedor del miedo en mis tripas
que atrae a fantasmas y monstruos.


Amanece...

Se evapora el rocío encarnado
y las luces rojas atraviesan el orto
disparando margaritas en herida abierta.
Ennegrecida alma, en la que descansa mi pluma,
que inunda el silencio del oído callado,
donde tinta y emoción preceden al sigue y suma.
Soy pincel raído en el óleo del insulto ajeno,
otro paria más, allá donde me encuentre.
Preñada de ríos y flores de papel
anclo mi drama a una cruz de madera
y con mi epitafio reto al que no lucha,
muerto yacente sin palabra ni excusa.
Se hace noche mi día
y tupe mi vista el bosque.
Enmarañado el polvo en la encrucijada
de lobo solitario y triste,
es el verbo lisonjero y leve
el encargado de darme muerte.

Anochece...

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. gracias, intento no dejarlo, pero alguien me dijo una vez que el tiempo es como una puta esquiva...cuánta razón tenía. Espero poder colgar algo nuevo en breves.
      un saludo!!

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