martes, 26 de abril de 2011

El pozo


Otro día ha terminado. No ha sido diferente de los demás, ni más ajetreado, ni más pausado, ni siquiera más triste que cualquier otro día. Sin embargo, hubo algo que sucedió, no sé en que momento: quizá fuese a media mañana cuando me asomé al balcón a regar las plantas, o quizá cuando, apresurada, contesté al telefonillo pensando que llegaba el correo. Pero por más que intento recordarlo, no soy capaz de traer a mi memoria ese pequeño recuerdo. No soy capaz de concentrarme: puertas se abren, se cierran, unas pausadas, otras pegan bandazos como si una fuerte corriente las aplastase. Sólo veo un pozo: recubierto de piedra pulida y blanca, con ese cubo de hojalata que descansa sobre un lado, a la espera de que alguien lo envíe al fondo. Lo increíble es que si me asomo, una paz inmensa inunda todo mi cuerpo, una sensación como jamás había tenido: siento olores que me eran desconocidos, incluso me veo más bella de lo que nunca he sido.

Alguien está llamando a la puerta, oigo el murmullo a lo lejos, pero no iré a abrir: el pozo me llama.

sábado, 23 de abril de 2011

Con C de Calma

C    A   L   M   A

dícese de este sosiego que no encuentro en mi
de esta tranquilidad que se ha ido por el desagüe
enfrentándose a las agujas del reloj

en los ojos de un niño que ya no tiene miedo
en los ojos de aquel que osa enfrentarse a la muerte
en la tormenta que no nos llevará a buen puerto
es el hechizo es la ficción de este cuento
es el espejo roto en el que comienzan las tinieblas
la antesala del miedo del dolor de la angustia

C   A   L   M   A

es la pequeña matriuska que se resguarda dentro de otra
el atómico elemento que huye de la fusión universal
que se espanta sólo con oler el caos

en el pecho de una madre sonriente
en el remanso que fluye sin aspavientos
en la aurora que abraza los sentimientos
es la sintaxis perfecta de un mundo imperfecto
es el aroma de un verso susurrado al oído
es el calor que te protege

Clama
Ama
Alma


C   A   L   M   A

cubriendo al mundo con un manto de esperanza
coloreando la negritud de las retinas
ahuyentando el miedo de la puerta de mi casa
deseo mezquino e irreal
cuento de cuna
no existe la calma

martes, 19 de abril de 2011

La Razón


Ese aire del desierto que lo convierte todo en noche,
luz del día frustrada,
una mañana acabada.

No puedo creer en demonios redimidos,
ni caer de rodillas
ante un ángel caído.

No puedo creer en la oscuridad que traerá el alba,
ni en la claridad de un nuevo día,
porque una sin la otra no existirían.

No puedo creer que todo es mentira,
no puedo alabar la pureza de la verdad
porque tal vez no exista.

No quiero creer en los sueños,
rotos y desdibujados en un círculo mágico
porque sin ellos no sabría adonde ir.

Ese aire del desierto que esculpe el mundo a su paso,
esa bruma arenosa que nos ciega,
que siempre nos impedirá creer.

jueves, 14 de abril de 2011

Nos han robado la primavera

foto de Jose Mª Goiriz





Nos han robado la primavera,
silban los fusiles esa canción aprendida
mientras pasean por estos campos yermos.

Nos han robado la inocencia,
crecen los muros a nuestro alrededor
mientras el sol se esconde en un agujero.

Se tiñen los cielos de negro,
sólo acierto a ver las alas del dragón
que planean sobre nuestras cabezas.

Más será mi casa ese oasis salvador,
donde las flores crezcan,
aunque no venga la primavera.

Campos devastados y lágrimas perennes
de madres huérfanas, de fusiles abandonados
porque no quedan niños que los sostengan.

Si, nos han robado la primavera,
se han llevado la edad de la inocencia,
pero jamás podrán acallar nuestras bocas.

lunes, 11 de abril de 2011

Hoy podría ser un gran día...

Hoy es uno de esos días que miras tras la puerta del armario, en busca de esa musa que ya no está. Y allí en el fondo, dentro de una caja, esa vida que es, que fue, pero que nunca volverá. Ordenados los besos, de uno en uno, a la espera de ser regalados, y luego a su lado, esas fotos, oscuras como el pasado, tuercen sus esquinas, se doblegan sobre si como la vida misma. Alguien, me dijo una vez, que aquella, la de la foto, era yo, pero ya no me reconozco, todo es pura casualidad y coincidencia. No puedo vivir para recordar el pasado en blanco y negro, no puedo mantener la esperanza de acordarme de quien era, de donde estaba, de adonde iba. Sólo me quedan esos recuerdos, que no siento mios, porque no sé si soy yo, o soy otra, o soy esta que deambula por este camino enlosado, como el león aquel que buscaba su valentía. Hoy podría ser un gran día, lo sé, pero este corazón de hojalata, retumba con tal fuerza dentro de este pecho dolorido que no me deja oír, que no me deja escuchar las voces del viento. No puedo ver más allá de este horizonte que tengo a mis pies, no puedo hacer nada más que rebuscar en el fondo de un cajón esa vida acartonada, y seguir buscando ese punto de inflexión que me obligue a cerrar la puerta de este armario.

viernes, 8 de abril de 2011

Amigo


En este vientre estéril se engendraron los días,
la luz de la mañana, el calor de las caricias.
Creció la fiera y se extendió por mis entrañas
y lo cubrió todo con sus tortuosas ramas.
Relleno de amor, este vientre hinchado cruje,
se estremece, mientras las venas palpitantes
adornan la finísima piel estirada.
Monstruo, engendro, criatura nonata
que se retuerce, que se adhiere a mis entrañas
parásito que bebe mi sangre hasta la última gota.
¿A que huele la esperanza cuando la sangre brota?
La humillación de sentirte herido, de sentirte engañado,
de haber entregado tu vida, ciego y confiado.
¿De qué color es tu dolor, amigo que me has traicionado?


domingo, 3 de abril de 2011

Escondidos bajo el techo incierto


Escondidos bajo el techo incierto y oscuro que pesa sobre nuestras cabezas,
agraviados por vocablos imprudentes y falacias seculares,
masticando la tierra que cubre nuestras bocas
en este agujero tranquilo y sosegado que tenemos por casa.
Y entre lirios y amapolas, mientras las ramas secas florecen
levantaremos la cabeza en busca de ese aliento que no nos llega,
cegados por la luz del sol que sigue enjaulado
entre la negritud de frías losas, de pesados ladrillos.
Estancados en este jardín cubierto por cortinas de humo,
cuelgan de los almendros en flor bombas lacrimógenas
que nos limpiaran estos ojos sucios, llenos de podredumbre,
miradas limpias para un mundo oscuro.
Llegará el día, llegarán los tiempos en que volvamos a caminar despacio,
vendrá el momento en que estos brazos puedan estirarse sin tocar el techo,
caerán los muros, y serán esas losas, las piedras que marquen nuestro camino
y estas piernas anquilosadas perderán sus raíces y volverán a tropezar, es esta lucha su sino.