sábado, 17 de diciembre de 2011

Mil formas


Menguante como el reptil añejo
que corretea en el agujero.
Curvilíneo como las arenas del desierto
que vuelan en mis ojos y se posan en tu cuerpo.
Opaco y oscuro el techo del mundo,
obtuso pensamiento humano:
errado y confuso.
Lento, pausado el caminar, el ver, el pensar.
Consagrado el violinista que cada ocaso,
entre un manto verde, se pega a mi oído.
Línea recta que tiende al infinito,
mientras mis pies se comen el mito.
Áspero como la hiel: 
el veneno que late en la sien.
Mecido entre sístole y díastole,
se aglutina el hedor de la plaga maldita.
Anidará la oscuridad en los días venideros,
cubrirá con sus alas el dolor y el miedo;
y entonces en mañana creciente levantará vuelo,
será la alondra, camaleón, en desértico duelo.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Ojalá que las nubes me lloviesen por dentro


Ojalá que las nubes me lloviesen por dentro,
que me violasen las gotas mientras estoy no siendo.
Ojalá esto no se no convierta en súplica ni en rezo
de la flor marchita con destino incierto.
Fe rota, esperanza a cuentagotas
y la oscuridad instalada;
ahogan mis gritos la rabia.
Llueve...
En este viaje empezado el dolor en mis zapatos,
y toda una vida, una mochila en la espalda,
demasiado excesiva la carga
para un camino tan largo.
Ciego el orgullo por agujas afiladas,
sólo ven los ojos instalados en las colinas:
me vigilan, me acechan, me persiguen inquisitorias.
Llueve...
Ojalá que las nubes me lloviesen por dentro,
que me violasen las gotas mientras estoy no siendo.
Ojalá que la necedad que sobrevuela mi mañana
no anide en la oscuridad de mis entrañas.
Atrapada, sigo atrapada en esta telaraña,
esperando no ser otra masa sanguinolenta
le digo a dios que no existo.
Llueve...