domingo, 28 de febrero de 2010

Rosa Díez o la ciclogénesis que casi arrasó Galicia

Hoy la contraportada de cierto periódico hacia alusión a esa mujer de sobras conocida por todos los gallegos, de boca tan peyorativa. A medida que leía, mi asombro fue en aumento: por un lado mostraba el total desacuerdo con las palabras expresadas por susodicho engendro, pero por otro nos daba un tirón de orejas a todos los miembros patrios del pueblo gallego. Resumiendo, el articulista venía a decir que todo el pollo que hemos montado es una meada fuera de tiesto. Si, estáis leyendo bien, una pataleta de mocoso enojado cuando no consigue la chuche exigida. Me quedé estupefacta, sin palabras. Hay que joderse, ahora en este estado democrático, ya no se puede hacer uso del enfado y de la protesta. No, no y no. El argumento esgrimido para tal afirmación consistía en informarnos de todos los atropellos, que se cometen contra todos los españoles,a lo largo de una semana en el Congreso de los Diputados. Y es más, se nos echa en cara que contra eso no protestamos. Cuando llegué a este punto no pude más que pensar que este pobre articulista, no es más, que otra alma de cántaro. De eses que viven mezclados entre nosotros perdonándonos la vida al resto de coetáneos porque somos todos unos borregos. Sí, de esos que mojan el churro en los desayunos de la primera y luego para cenar se meten entre pecho y espalda un coloquio de intereconomía. Panda de cazurros todos ellos, a todos os quiero decir que no siempre callar, es otorgar. No, ya sabemos que estamos jodidos: sabemos que lo del "Prestige" volverá a ocurrir, y volveremos a jugar con hilitos de plastilina, que las ayudas que nos prometan serán pocas y nunca llegarán porque se perderán en las vetustas carreteras que nos unen con la meseta. Sabemos que con presidentes como Feijoo: un pasito pa delante, dos pasitos pa detrás. Que aquí los planes del gobierno no llegan, ni el A, ni el B, ni el C...para cuánto más el E...en fin así podría escribir doscientos folios. Si señor articulista sabemos que nuestros representantes nos la juegan a cada instante, lo sabemos, pero no por ello somos más idiotas: simplemente estamos esperando que lleguen las siguientes elecciones. De todos modos, a usted quisiera decirle y también a la puñetera de la diputada, que aquí en Galicia no solemos confundir el tocino con la velocidad. Y si bien es cierto que solemos tragar con lo intragable, que se nos insulte directamente es harina de otro costal. No somos el Hugo Chavez a quién un día un rey mandó callar. No. Somos un pueblo entero, históricamente de los más antiguos, no sólo de España sino de Europa. Trabajadores incansables, luchadores infatigables contra la opresión foránea durante siglos, que no se crea la Rosa Díez la tormenta perfecta. No hay ciclogénesis que acabe con nosotros.

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