Crece la mentira a nuestro alrededor desde el mismo momento de nuestra concepción y se multiplica en este espacio que ocupamos en el universo. Falacias y engaños que se inventan nuestros padres en los cuentos de medianoche, en esas farsas creadas para dar respuesta a esas preguntas que incomodan. Nos torpedean con bulos en el vecindario, en el trabajo, a cada paso que damos, y en la prensa emanan cortinas de humo que nos hacen saltar las lágrimas. Puro ardid y camelo para llevarnos al terreno deseado, pero entre toda esta chinchorrería y paparrucha nunca faltará aquel que nos diga, ¡creéme que te estoy contando la verdad!
La verdad, esa parte subjetiva de nosotros mismos, que intentamos elevar a objetiva a cualquier precio por que inconscientemente valoramos su ausencia. Tanto, que algunos pondrán todos los medios a su alcance para que creas aquello que está contando. Y a veces, sucede, que crees al sujeto que tan dignamente expone sus opiniones y criterios, pero entonces es el momento de decirle: sé que no me mientes, que no eres de eses que bilipendian, que no calumnias, y que no inventas, pero amigo mio, esto que atestiguas con tu vida no es más que otro infundio, otra mácula que corretea con las nubes, que viaja con ese aire que respiramos hasta que la hacemos nuestra. Y él, estupefacto, pondrá, seguramente, tierra de por medio, y mientras marcha cabizbajo y con las manos en los bolsillos, irá mascullando esa frase traidora de mal amigo, y no podrá hacer otra cosa que pensar que le has mentido.
La verdad, esa parte subjetiva de nosotros mismos, que intentamos elevar a objetiva a cualquier precio por que inconscientemente valoramos su ausencia. Tanto, que algunos pondrán todos los medios a su alcance para que creas aquello que está contando. Y a veces, sucede, que crees al sujeto que tan dignamente expone sus opiniones y criterios, pero entonces es el momento de decirle: sé que no me mientes, que no eres de eses que bilipendian, que no calumnias, y que no inventas, pero amigo mio, esto que atestiguas con tu vida no es más que otro infundio, otra mácula que corretea con las nubes, que viaja con ese aire que respiramos hasta que la hacemos nuestra. Y él, estupefacto, pondrá, seguramente, tierra de por medio, y mientras marcha cabizbajo y con las manos en los bolsillos, irá mascullando esa frase traidora de mal amigo, y no podrá hacer otra cosa que pensar que le has mentido.
como dice el tango "verás que todo es mentira, verás que nada es amor, que al mundo nada le importa, gira, gira...." Genial Fini!!!!
ResponderEliminar