Mientras exista un sueño, mientras un solo pensamiento divague en alguna mente, quedará algo por decir, una historia por contar. Y con cada palabra, engranada una en otra hasta convertirse en una historia se irán cubriendo al azar hojas en blanco que llenarán tantas horas vacías. ¿Cómo desterrar entonces ninguna obra? No me encuentro entre eses dioses capaces de juzgar lo humano y lo divino. ¿ Cómo puedo oponerme al sueño de otro, a sus fantasías, a sus anhelos, a sus miedos...? No puedo rechazar la idea de otro aunque difiera de la mía, no puedo juzgar una vida que no he vivido y que tampoco he sentido. Cada obra es una creación única, de un ser único e irrepetible, que unta en cada texto una parte de su ser. Hay tantos pequeños matices a tener en cuenta antes de leer un libro que deberíamos tomarnos un tiempo antes de hacerlo; y entonces, en cuánto descifremos todos esos pormenores que a priori desechamos, la lectura jamás volverá a ser lo mismo. Aprendamos del silencio y de todo lo que no está escrito.
Defiende tu derecho a pensar, porque incluso pensar de manera errónea es mejor que no pensar. (Hipatia de Alejandría)
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jueves, 22 de septiembre de 2011
Lo que no está escrito
Mientras exista un sueño, mientras un solo pensamiento divague en alguna mente, quedará algo por decir, una historia por contar. Y con cada palabra, engranada una en otra hasta convertirse en una historia se irán cubriendo al azar hojas en blanco que llenarán tantas horas vacías. ¿Cómo desterrar entonces ninguna obra? No me encuentro entre eses dioses capaces de juzgar lo humano y lo divino. ¿ Cómo puedo oponerme al sueño de otro, a sus fantasías, a sus anhelos, a sus miedos...? No puedo rechazar la idea de otro aunque difiera de la mía, no puedo juzgar una vida que no he vivido y que tampoco he sentido. Cada obra es una creación única, de un ser único e irrepetible, que unta en cada texto una parte de su ser. Hay tantos pequeños matices a tener en cuenta antes de leer un libro que deberíamos tomarnos un tiempo antes de hacerlo; y entonces, en cuánto descifremos todos esos pormenores que a priori desechamos, la lectura jamás volverá a ser lo mismo. Aprendamos del silencio y de todo lo que no está escrito.
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