El frio aprieta el corazón, el alma vagabundea por la habitación buscando un buen lugar para acomodarse. Aún así debe de levantarse, enfrentarse de nuevo a ese mundo no inventado.
De puntillas recorre el tramo que la separa del baño, pero se le hace interminable, latigazos de dolor recorren su cuerpo haciéndola contornear como si fuese un muñeco de trapo.
Por fin, la tibieza del agua que recorre su cuerpo, la devuelve de nuevo a la realidad. Ficción, realidad, ¿dónde radica la diferencia?
Apretó la taza de café entre sus manos, y dió un sorbo que le quemó las entrañas. De pronto el calor se aglutinó en sus mejillas, y encendiendo un cigarrillo, dejó caer su cuerpo sobre una silla.
Ya no había vuelta atrás, como en todos los cuentos, el camino se había perdido.
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