Ese aire del desierto que lo convierte todo en noche,
luz del día frustrada,
una mañana acabada.
No puedo creer en demonios redimidos,
ni caer de rodillas
ante un ángel caído.
No puedo creer en la oscuridad que traerá el alba,
ni en la claridad de un nuevo día,
porque una sin la otra no existirían.
No puedo creer que todo es mentira,
no puedo alabar la pureza de la verdad
porque tal vez no exista.
No quiero creer en los sueños,
rotos y desdibujados en un círculo mágico
porque sin ellos no sabría adonde ir.
Ese aire del desierto que esculpe el mundo a su paso,
esa bruma arenosa que nos ciega,
que siempre nos impedirá creer.
¡Bravo, Fini!.
ResponderEliminar"La razón"...¿sobre qué, de quién?. Muro, velo, obstáculo entre hombre/mujer y naturaleza. La razón de la sinrazón o la sinrazón de la razón.
Dijo Khalil Gibran que, probablemente, los locos sean los que quedan al otro lado de la valla.
Como siemrpe, me ha gustado leerte, señorita.
Un besazo desde Alicante.
alguna vez he mencionado que ahí estoy, al otro lado de la valla...
ResponderEliminarpero quise hacer hincapié en la lógica, en el raciocinio humano en general; a veces, me da por pensar que no siempre nos ayuda, que nos separa de otros caminos tan válidos como este...
un placer poder seguir contando contigo:)