jueves, 22 de septiembre de 2011

Lo que no está escrito


Mientras exista un sueño, mientras un solo pensamiento divague en alguna mente, quedará algo por decir, una historia por contar. Y con cada palabra, engranada una en otra hasta convertirse en una historia se irán cubriendo al azar hojas en blanco que llenarán tantas horas vacías. ¿Cómo desterrar entonces ninguna obra? No me encuentro entre eses dioses capaces de juzgar lo humano y lo divino. ¿ Cómo puedo oponerme al sueño de otro, a sus fantasías, a sus anhelos, a sus miedos...? No puedo rechazar la idea de otro aunque difiera de la mía, no puedo juzgar una vida que no he vivido y que tampoco he sentido. Cada obra es una creación única, de un ser único e irrepetible, que unta en cada texto una parte de su ser. Hay tantos pequeños matices a tener en cuenta antes de leer un libro que deberíamos tomarnos un tiempo antes de hacerlo; y entonces, en cuánto descifremos todos esos pormenores que a priori desechamos, la lectura jamás volverá a ser lo mismo. Aprendamos del silencio y de todo lo que no está escrito.

martes, 13 de septiembre de 2011

LA ROSA DE LOS VIENTOS






Atrapé el aire que se apoyaba en tu boca
y a sorbitos me lo fui bebiendo,
dejé que se deslizase por mi garganta
hasta ser devorada por este fuego intenso.

Derritieron tus ojos el hielo que me cubría,
y fue tu lengua atrapando cada gota que desprendía,
que escapaba, deliberadamente, de mi nuca,
buscando la ansiada captura.

Y entre aquellas llamas florecieron ríos,
se convirtieron nuestros cuerpos en barro,
los gemidos en brisa,
nuestro llanto en poesía.

Navegué a la deriva por tus caderas
cegada por la niebla en tus manos
que me impedía volver a puerto
ahogándome a cada instante en un mar de fuego.

Descubrieron tus dedos inconfesables secretos,
dibujaron senderos perdidos
que fueron trazando tus besos
hasta convertirme en rosa de los vientos.

Vendimos nuestra alma al diablo
para poder inventar el viento que nos llevase lejos,
y enterrar el norte para no perderlo.
Lo entregamos todo por atar con cadenas al tiempo.


miércoles, 7 de septiembre de 2011

NECIO



Bajé por el camino como quien deambula perdido,
escapando en cada piedra de una sombra que me persigue,
ocultándome en la orilla que no toca el sol,
oyendo como se resquebraja el calor.

Ahora que ya respiré este aire que me rodea,
que siento mis pulmones oprimidos
por una pesada losa en mi pecho,
me refugiaré en los tejados como un gato malherido.

Serán las chimeneas las que resguarden del frío, 
este cuerpo ultrajado de tu ausencia,
de la ignorancia que emanó de tus manos,
de la ceguera instalada en tus ojos.

Transformaré los rayos de luna en cuerdas
que pueda tender hacia el infinito,
en amarres que me sujeten a una vida que ya he perdido,
en sogas, si acaso, necesito acabar conmigo.

Sin embargo atenazaré la mañana en cada suspiro,
y la atraeré hacia este cuerpo yacente
para que me acompañe en este rincón,
para que mi alma no me abandone a la primera de cambio.

Con su primera luz abandonaré mi refugio
en busca de esos cuatro horizontes
que loco de mi, creí míos:
otro patán más sin reino ni beneficio.

Y a pesar de que me siento cansado y abatido
por el exceso de esta vida,
necesito recuperar lo que por derecho es mio,
perdido en esa alcoba que un día compartí contigo.

Necio, eso es lo que soy, un simple necio
que ahora maúlla en los tejados,
que confió su destino a unas manos
que no supieron escribirlo.






domingo, 4 de septiembre de 2011

Cerrando puertas


Arranqué estos miembros de hojalata
y construí con ellos una veleta
que preside esta casa.
Cegué estos ojos con lágrimas afiladas
para así no ver correr el tiempo
que enfurecido me come los recuerdos.
Brilla la oscuridad en estos huecos
donde una vez anidó el fuego que nos calentaba.
Ya no me queda nada...
Até los nudos de la conciencia,
cerré cada una de las puertas
para dejar atrás tornados y desiertos.

Pero es inútil...
Te muestras en cada rincón, me acechas en sueños.
Y cada vez que me miro en el espejo sólo veo tu reflejo,
Eres la piel que habito,
el polvo abandonado del camino
que un día ensució mis zapatos.
Desgarré el cielo con mis gritos,
arañé las nubes como quién garabatea en la arena,
cambié mis cicatrices por sueños,
y lo convertí todo en metáfora.
Adjetivé mi vida esperando que todo cambiara,
puse precio al dolor de los sustantivos
que  inventa mi cabeza.

Y sin embargo espero a que el futuro venga,
respirando el silencio que escapa por tu boca,
rellenando esta tumba que me he cavado.
Que espere por mi la parca
mientras mi musa trae nuevos epítetos,
y se confunde la lluvia espesa
con este mar de lágrimas.
Esperaré pausada entre tintas y tinteros
a que se haga la luz entre tanta tiniebla,
a que amanezca otro día,
a que se apague la noche de mi vida.
Entretanto congelaré mis venas con rocío,
y esconderé mi corazón en una caja:
no hay cura posible para esta herida.