miércoles, 30 de junio de 2010

Y descendió el caballero de su fría torre,
tomó las riendas de su corcel
y atravesó la llanura cortando el aire.

El eco de su dolor retumbaba en la montaña,
valle abajo corría cada lágrima vertida
alimentando así, su vieja herida.

Al anochecer vencido estaba en cuerpo y alma,
y en aquella pradera blandió su espada.

Era ella y no otra la causante de su mal,
era ella, la que ahora, yacía moribunda.

martes, 8 de junio de 2010

1440 minutos


Dicho así, 1440 minutos parecen tanto tiempo. Una inmensidad de segundos y centésimas aparece ante nuestros ojos, mostrándose soberbia, altiva, invitándoos a malgastar todos esos minutos de sobra. Atónitos ante las manecillas del reloj no percibimos su maquiavélico plan. Giran y giran y el atento ojo, que desconoce el mecanismo, mira donde no hay nada que ver. Por que el tiempo, amigos, no se ve, no se huele, no se toca. Pasea entre nosotros impune, rozándonos la piel, marchitando nuestras vidas sin importarle nada. Y el Hombre en su afán de controlarlo todo, intento acotarlo; inventó calendarios, relojes de todos los tipos, pero el tiempo seguía escapándose. Luego decidió que la mejor manera de controlarlo era marcar un espacio para cada actividad, pero aún así no fue suficiente. Y ahora, embobados por nuestras ilusiones, embotellamos nuestras vidas en algo llamado "agendas", para que nuestra fugaz vida no se escape. 1440 minutos parece tanto tiempo, pero un sólo día... se hace tan pequeño.