martes, 30 de marzo de 2010

El frio aprieta el corazón, el alma vagabundea por la habitación buscando un buen lugar para acomodarse. Aún así debe de levantarse, enfrentarse de nuevo a ese mundo no inventado.

De puntillas recorre el tramo que la separa del baño, pero se le hace interminable, latigazos de dolor recorren su cuerpo haciéndola contornear como si fuese un muñeco de trapo.

Por fin, la tibieza del agua que recorre su cuerpo, la devuelve de nuevo a la realidad. Ficción, realidad, ¿dónde radica la diferencia?

Apretó la taza de café entre sus manos, y dió un sorbo que le quemó las entrañas. De pronto el calor se aglutinó en sus mejillas, y encendiendo un cigarrillo, dejó caer su cuerpo sobre una silla.

Ya no había vuelta atrás, como en todos los cuentos, el camino se había perdido.

lunes, 29 de marzo de 2010

Mujeres y hombres, y viceversa

Ahora que me veo sumergida en los anchos mares de la red, he descubierto lo filosóficos y profundos que podemos llegar a ser los seres humanos. Pululando por una de las muchas redes sociales que existen, hace unos días me hice admiradora de una página que aboga por dar tocinazos en la cara a un grupo de anoréxicas que protagonizan un anuncio televisivo. Me encantó la idea, pero echando una mirada al mundo, me he dado cuenta que la crítica, quizá se ha quedado corta. No voy a reflexionar sobre lo que ya se ha escrito durante demasiado tiempo, no voy a verter ni una gota más de tinta a favor de las curvas femeninas, aunque debería. A cada minuto que pasa siempre hay alguién que me recuerda que mi silueta se parece más a una carretera secundaria que a las rectitudes exigidas por el milenio. De todos modos lo que realmente me preocupa no es esto, ya estoy acostumbrada, lo verdaderamente atroz es lo que le está ocurriendo al sexo fuerte. Me siento triste y apenada porque al fin los pobres incautos han caido en la misma trampa que nosotras. Pero chicos, a vosotros os pregunto, ¿de verdad vale la pena tanto sufrimiento? Horas interminables de gimnasio, anabolizantes, proteinas,L-carnitina, implantes capilares, cuerpos totalmente depilados, cremas anti-ojeras, anti-bolsas, Jess-extender, crecepelos...Por favor no seais ingenuos, el "Action Man" sólo liga con la "Barbie". Y la Barbie, no existe, chicos. A las mujeres con curvas nos gustan los hombres de siempre. Esos que con los años se quedan calvos, los que se levantan con bolsas y ojeras después de toda una noche de fiesta, los que tienen pelo donde hay que tenerlo, los que forjan sus biceps con duro trabajo, los que lucen su "lorza" dignamente por la playa. Hombres, al fin y al cabo, normales, porque nosotras lo valemos. Pensad que llevamos desde el comienzo de la humanidad buscando la perfección, ya la buscaban los griegos y su filosofía, Santa Teresa de Jesús, hasta Freud la buscó a su manera. Hombres y mujeres de este mundo, la perfección no existe, mientras no seamos capaces de hacer, transplantes de cerebro.

sábado, 27 de marzo de 2010

HISTORIAS DE UN BAR

Hace un tiempo que frecuento un bar, un local que han abierto hace poco en el barrio. No es que tenga nada en particular con respecto al resto de garitos que pueblan la extensa piel de toro, pero lo que si que es cierto, es que en tan pocos metros cuadrados se dan cita un nutrido grupo de seres, que voy a clasificar como diferentes, y en el cual me incluyo. He de decir que llevo muchísimos años visitando este tipo de locales con cierta impunidad, a estas alturas del milenio aún se mira con cierto reparo a esas que como yo, visitan los bares solas, y se hacen un hueco en la barra. Normalmente mis visitas son cortas, un café y un par de pitillos mientras ojeo la prensa diaria; pero ocurre a veces que si me encuentro cómoda me tomo una segunda taza, y entonces una vez cerrado el periódico, centro toda mi atención en los personajes que entran y salen del local. Que nadie piense que lo hago con afán inquisitorio, nada más lejos de mi intención, como si yo no tuviese ya bastante con lo mio como para meterme en berenjenales ajenos. Pero a lo que iba, una vez sentados en la barra, de repente unos hilos invisibles unen nuestra mente, inexplicablemente, con la otra persona que está al otro lado de la barra. Sin explicación aparente, en el tiempo que el azúcar cae suavemente dentro de la taza, un halo de amistad revolotea ya en el ambiente, luego no mucho más tarde cuando el borracho de turno hace aparición en escena, la complicidad con el camarero/a de turno, ya es del todo patente tras un guiño cómplice. De repente y sin mayor esfuerzo tenemos un amigo, al que convertimos sin pedir permiso en nuestro psicólogo personal, y todo por el precio de un cortado. Al tercer o cuarto día, antes de que llegues a la barra, el café humea ya dentro de la taza, colocado delante del taburete que por casualidad has ocupado los tres días anteriores. Y tú piensas que aquello es todo un detalle teniendo en cuenta que en la mayoría de los sitios no te dan ni los buenos días. Al cabo de una semana te saludan por tu nombre,y tú con el ego hinchado como un pavo por Navidad, mientras entras, te contorneas como si fueses el susodicho animal. Luego un día decides tomarte allí el aperitivo, más tarde cuando sales del curro paras a tomarte unas cañitas, y cuando te quieres dar cuenta, pasas más horas allí que en tu propia casa. Eso es lo que me ha pasado a mi con el bar de mi barrio. De repente he sido atrapada en una vorágine de la que no soy capaz de salir, es posible también que no quiera salir porque me divierte en demasía todo lo que allí se cuece. Ya llevo cuatro meses dejándome caer por allí, y ahora además de la camarera, tengo que deciros que tengo una renovada agenda de amistades, otros que como yo siguen el mismo rictus, agonizante la mayor parte de las veces, sobre todo a ciertas horas de la madrugada. Allí sentada en el taburete, con cada trago que doy, engullo paulatinamente pedazos de vida de otras gentes. Trozos de corazón desgarrados por las miserias cotidianas de cada uno, que no son ni mejores ni peores, en ninguno de los casos. Simplemente se parecen tanto unas a otras que si no fuese porque puedo ponerle caras distintas a cada historia, a veces podría pensar que todo le ha ocurrido a la misma persona. Pues no, no son la misma persona, y a veces cuesta entenderlo. Puede que esto que acabo de decir parezca una perogrullada, una frase de pie de banco, pero tras mucho reflexionar me he dado cuenta que tras más de una década en el mismo barrio, he descubierto un nutrido grupo de almas errantes en las que jamás había posado la mirada. La respuesta a esta pregunta es tan obvia que me avergüenza: pasamos tan rápido por la vida, tenemos tanta prisa, prejuzgmos a los demás con una facilidad tan apabullante que sin reparar en ello nos convertimos en el ombligo del mundo. No quisiera que tras leer esto salieseis en masa a buscar amigos y adoptaseis a cada alma en pena que vagabundea por vuestra ciudad. No, no estoy halando de eso, me refiero al enriquecimiento, a ese crecimiento interior provocado por otras vidas. Hablo de respirar, y dejar que ese aire a veces envilecido llene nuestros pulmones, de impregnarse con la miseria y la riqueza que flotan en el aire; en definitiva, de convertirnos en mejores personas, si eso en este mundo de mierda aún sirve para algo.

jueves, 25 de marzo de 2010

A LAURA

Me niego, me niego a ser un simple instrumento
me niego a ser un simple ornamento,
peón baladí en todas las guerras,
me niego.
Son el aburrimiento y la desidia
madres de toda nuestra angustia.
Por eso... me niego.
Me niego a que vientres estériles
decidan que hacer con mi futuro.
Me niego a acatar vuestras normas
porque nunca mias las he sentido.
Me niego a vivir encadenada
prefiero morir a vivir arrodillada.
Por eso grito, grito bien alto: ME NIEGO.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Sólo al respirar me siento viva,
me siento viva con cada bocanada de aire que entra en mis pulmones,
pero vivir duele...duele como una puñadada.
Mientras mi corazón golpeé mis sienes me sentiré viva,
y con fuerza,
por mucho que duela.

miércoles, 3 de marzo de 2010

RAMÓN

Hoy quisiera hablaros de un hombre, Ramón es su nombre. Por casualidad, como ocurren casi todas las cosas buenas en esta vida, apareció sin previo aviso. De cuerpo pequeño y enjuto, su cara llena de surcos refleja la cara amarga de tantas vidas. Sin embargo, y a pesar de todo ello, pude ver en sus ojos algo que no veo la mayoría de los días: felicidad, creí ver que aquellos pequeños ojos me sonreían, y me sentí fascinada. Entre los balbuceos, las sibilancias y porque no decirlo también, que influyó en todo esto cierto grado de alcohol, Ramón en tono confidencial me hizo partícipe de su vida, como lo harian viejos amigos separados por la distancia. Nacido en Noia hace nada más y nada menos que setenta y cuatro primaveras, que a decir verdad, quizá hayan sido inviernos, duros y fríos inviernos sin el calor de un hogar, sin el calor de un amigo, deambulando de aquí para allá, durante tanto tiempo que se me antoja toda una eternidad. Alabé su osadía por vivir su vida a su manera, sin complejos ni ataduras, por la valentía de no encajar en ningún patrón establecido, y él , entre sonrisas me confesó que la vida durante el día se va llevando, pero la noche, cuando llega la noche que duro es dormir en la carretera. Sólo, de noche en una dura y fría carretera. A medida que pasaba el tiempo, la historia de su vida iba fluyendo sin pausa, usándola como moneda de cambio por el ribeiro al que yo lo había invitado. No poseía nada más que lo que llevaba puesto, andrajos inservibles en noches perras como éstas, una pequeña mochila a sus espaldas, donde a pesar de que vendía lo contrario, llevaba almacenadas todas sus penas. Y de aquella pequeña mochila fue sacando retales, y uno a uno fue hilvanándolos con dificultad, porque a cierta edad la memoria ya no es lo que era y porque hay ciertos recuerdos que llegado cierto punto, que más dan. Aún así, dejó a un lado las muletas sobre las que caminaba, y como buen sastre que es, con tres alfileres atravesó mi corazón. Toda esa fábula que me quise inventar sobre el trotamundos aventurero, era mentira, Ramón tenía un pasado feliz, o quizá su mente así lo recordaba, porque al hablar de él su rictus cambiaba, una mueca de dolor se hacía patente en su cara cuando hablaba de ella; una mujer que un buen día lo echó de su casa y de su vida para siempre. Pero da igual, repetía incesantemente, da igual, porque Ramón tiene muchas novias, y al repetirlo una y otra vez hasta el se reía dándose cuenta de lo necios que podemos ser a veces. Pero enseguida otro retal interceptaba al primero sobreponiéndose a toda prisa, entonces Ramón esbozaba una sonrisa. En Ferrol hice la mili, me dijo, y tenía un amigo que vivía en la calle...a saber, ni el mismo recordaba ya el nombre. pero esto es lo de menos. No tengo palabras, creo que aunque usase mil y un dialectos, lenguas vivas o muertas, no sería capaz de describir el brillo que adornaba sus ojos al hablar de su amigo. El único lazo de calor humano que, a mi pobre entender, lo sigue manteniendo unido al bando de los vivos. Y llegada casi la medianoche, allí lo dejé sumido en sus pensamientos en voz alta, agradeciendo aquella copa y los cigarrillos compartidos. Allí despedí a Ramón, pobre pero honrado. Éstas son las únicas palabras de su carta de presentación.

Nos quedan...600 días

Según Nostradamus cuando el 2012 llegue, el mundo tal como lo conocemos desaparecerá. No es que sea muy dada a creer en este tipo de adivinaciones, pero si que es cierto que siempre llamaron mi atención. Hasta hace bien poco me divertía pensando en la mente de este tipo, porque se asemeja en demasía a todas las mentes de farloperos y pastilleros que pululan entre nosotros. Sólo que a este le dió por escribir y dejar plasmados todos sus más íntimos pensamientos. Pero con lo que más me divierto es con toda la parafernalia que se ha montado a su alrededor. Grupos de expertos de todos los países concentrados en averiguar las claves de sus predicciones. Un halo de misterio envolviendo su vida, su pobre y mísera vida de yonki venido a menos. Os imaginais que dentro de 300 años alguién, por casualidad, encontrase el diario secreto de Alvaro de Marichalar; no quiero imaginarme al grupo de expertos analizando sus viajes alrededor del mundo y el oscuro impulso que lo llevaba a arriesgar su vida de tal manera. Es que me parto de risa, y no puedo evitar el volver a pensar en el pobre de Nostradamus. Porque estos días por desgracia para el mundo y afortunadamente para ellos, las señales de que el fin del mundo está próximo han hecho aparición: el terremoto de Haití, la ciclogénesis perfecta, otro terremoto en Chile con tsunami incluido. Y a pesar de que científicamente hay una explicación coherente para todos y cada uno de estos sucesos, de pronto han surgido algunas voces que ven en todo ello el comienzo del fin...supongo también que en el Vaticano habrán desempolvado la alfombra roja para dar la bienvenida a los jinetes del Apocalipsis. Señores esto se va a pique, pues si, puede ser. Creo recordar que así ha sido desde siempre. Es la evolución. Porque la Tierra es un ser vivo que también evoluciona, o eso quiero pensar, porque me viene muy mal que sólo me queden 600 días.